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domingo, 1 de enero de 2017

Retomando el Blog...

Pues no encuentro mucha inspiración para escribir...así que he pensado compartir algunos de mis poemas favoritos de aquellos a los que les sobra la inspiración

Comenzare con el poeta que sea tal vez mi favorito, tal vez por sus formas tan simples, porque me identifico con lo que escribe, porque pareciera que entra en mi cabeza y saca las palabras exactas para describir lo que en mi ser siento
Piedritas en la ventana
De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que esta ahí esperando
pero me siento calmo...

casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme la cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quien sabe donde quedan mis próximas huellas
ni cuando mi historia va a ser computada
quien sabe que consejos voy a inventar aun
y que atajo hallare para no seguirlos
esta bien no jugare al desahucio
no tatuare el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
esta bien me doy por persuadido
que la alegría no tire mas piedras
abriré la ventana.
Y vamonos con un clásico, con sus letras me enamore de la poesía....cuando tenia 14

En Paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Y voy a terminar con uno grande....

Deseo 

Sólo tu corazón caliente, 
y nada más. 

Mi paraíso un campo 
sin ruiseñor 
ni liras, 
con un río discreto 
y una fuentecilla. 

Sin la espuela del viento 
sobre la fronda, 
ni la estrella que quiere 
ser hoja. 

Una enorme luz 
que fuera 
luciérnaga 
de otra, 
en un campo 
de miradas rotas. 

Un reposo claro 
y allí nuestros besos, 
lunares sonoros 
del eco, 
se abrirían muy lejos. 

Y tu corazón caliente, 
nada más.